INFILTRACIÓN
EN LA IGLESIA
Profecías, Jerarcas y Escritores la confirman
Profecías, Jerarcas y Escritores la confirman
Parte
3
Satán reinó en
el Concilio Vaticano II
La
revolución satánica gana momentum en el Concilio Vaticano II: “el Concilio que
trajo discordia, desunión y la pérdida de almas”
"Repito, hijos Míos, como os He dicho en el pasado, que el gran
Concilio fue manipulado por satanás. Él se sentó allí entre vosotros y os
trabajó como un tablero de ajedrez.
"¿Qué podéis hacer ahora para recuperaros? Es sencillo, hijos Míos: regresad y
empezad de Nuevo con las bases que os han sido dadas. Debéis devolver el
respeto a vuestro sacerdocio. Debéis devolver el respeto a vuestro Santo Padre,
el Papa Pablo VI!" –
Nuestra Señora, 15 de Mayo, 1976
(Agradecimientos
sinceros al Padre Paul Kramer por su libro, The Devil’s
Final Battle (La Batalla
Final del Demonio), del cual muchas de las siguientes citas
fueron tomadas).
La revolución satánica gana momentum en el Concilio
La palabra “revolución” ha sido empleada numerosas veces para
describir el Vaticano II. Durante el debate sobre la Constitución Litúrgica
en el Concilio, el Cardenal Ottaviani preguntó, “¿Están estos Padres
planeando una revolución?”
En cuanto a los cambios hechos desde el Vaticano II, el Profesor
James Daly escribió:
Una cosa es llevar a cabo una revolución, y otra muy diferente es
lograrlo y luego tener el atrevimiento de pretender que nada “sustancial”
cambió. Ganar no es suficiente para nuestros Roberpierres litúrgicos; ellos
deben seguir adelante para declarar que ellos nunca usaron la
guillotina.[1]
Aparentemente, la revolución se inició tempranamente. Según Anne Muggeridge (la nuera del famoso periodista y Católico converso, el británico Malcolm Muggeridge), en The Desolate City (
Antes del fin del Vaticano II, en Febrero de 1965, alguien le anunció
al Padre Pío que pronto él tendría que celebrar un Nuevo rito, en idioma
vernáculo, el cual había sido ideado por una comisión litúrgica conciliar.
Inmediatamente, aún antes de ver el texto, él le escribió al Papa Paulo para
solicitarle ser dispensado del experimento litúrgico, y que se le permitiera
continuar celebrando la
Misa de San Pío V. Cuando el Cardenal Bacci llegó a verlo para
entregarle la autorización, el Padre Pío dejó escapar una queja en la presencia
del mensajero del Papa: "Por amor de Dios, terminen el Concilio
rápidamente."
Varios años después del Vaticano II, el 12 de Abril, 1970,
la Hermana
Lucía advirtió de "una desorientación diabólica
invadiendo el mundo y mal guiando a las almas". El 16 de Septiembre, 1970,
ella le escribió a una amiga religiosa, la Madre Martins , quien había sido
su compañera en Tuy en el noviciado de las Hermanas Doroteas. Recientemente
la Made
Martins había sido fuertemente probada con una enfermedad:
...Yo también, no me estaba sintiendo muy bien de mi corazón, mis
ojos, etc.; pero es necesario para la Pasión de Cristo; es necesario que Sus
miembros sean uno con Él, a través de dolor físico y a través de la angustia
moral. Pobre el Señor, Él ha salvado a tantos con tanto amor ¡y es tan poco
comprendido! Es doloroso ver una desorientación tan grande y en tantas
personas que ocupan lugares de responsabilidad... De nuestra parte,
hasta donde podamos, debemos tratar de hacer reparación por medio de una unión
aún más íntima con el Señor; e identificarnos nosotros mismos con Él para que Él
pueda estar dentro de nosotros como la Luz en un mundo sumergido en la oscuridad
de error, inmoralidad y orgullo. Me duele ver lo que usted me cuenta, ¡ahora
que eso está sucediendo allá...! Es debido a que el
demonio ha tenido éxito en infiltrar el mal bajo un manto de bien, y los ciegos
comienzan a guiar a otros, como el Señor nos dice en Su Evangelio, y las almas
se están dejando engañar... Por este
motivo es que el demonio ha librado tal guerra ¡contra [el Rosario]! Y lo
peor es que él ha tenido éxito en llevar las almas al error y al engaño; ¡las
almas quienes tienen una gran responsabilidad dentro de los puestos que ellas
ocupan...! Ellas pertenecen a hombres ciegos mal guían a otros hombres
ciegos...
La
"gran desorientación y en tantas personas quienes ocupan puestos de
responsabilidad " mencionada por la Hermana Lucía es una referencia
a la desorientación dentro de la Jerarquía de la Iglesia
Católica.
Vaticano II y
los herejes
El Obispo Helder Camara alabó al Papa Juan XXIII por su “valentía en
nombrar durante la víspera del Concilio, como expertos conciliares, a muchos de
los más grandes teólogos de nuestros días. Entre los que él nombró hubo
muchos quienes emergieron de las listas negras de sospecha.” En otras
palabras, de las censuras y las condenaciones de Pío XII y la Santa Sede. Hubo herejes entre los que aconsejaban y ayudaban a los
obispos a hacer un borrador de los documentos del Vaticano
II.
TESTIMONIOS DEL
APODERAMIENTO DE LAS POSICIONES DE LAS ALTAS COMISIONES CONCILIARES DE ENTRE LOS
MISMOS “INNOVADORES” –LOS INFILTRADOS DEL MODERNISMO- PARA QUE LOS DOCUMENTOS DE
LAS MESAS DE TRABAJO DEL CONCILIO FUERAN ESCRITOS, Y POR TANTO MODIFICADOS, POR
LOS MODERNISTAS, CONFORME A SUS PRETENSIONES DE DEMOLICIÓN DE LA IGLESIA
TRADICIONAL.
El Padre Paul Kramer reportó en su libro, The Devil’s Final Battle
(La Batalla
Final del Demonio) que:
El 13 de Octubre de 1962, el día después de que los dos observadores
comunistas llegaron al Concilio, y en el mismo aniversario del Milagro del Sol
en Fátima, la historia de la
Iglesia y del mundo fue profundamente cambiada por el más
pequeño de los eventos.
El Cardenal Liénart de Bégica tomó el
micrófono en el famoso incidente y exigió que los candidatos propuestos por
la Curia
Romana para dirigir las comisiones de los borradores durante el
Concilio fueran excluidos y que se estableciera un nuevo estado de
candidatos. Se accedió a la demanda y la elección fue
pospuesta.
Cuando finalmente se hizo la elección, los liberales fueron
elegidos para dirigir las altas comisiones conciliares – muchos de ellos de
entre los mismos “innovadores” decretados por el Papa Pío XII.
Los esquemas tradicionales formulados para el Concilio fueron desechados y
el Concilio se inició literalmente sin una agenda escrita, dejando el camino
abierto para que documentos completamente nuevos fueran escritos por los
liberales. Es muy conocido y está espléndidamente documentado que una
camarilla de liberales periti (expertos) y obispos procedieron luego a
confiscar el Vaticano II con una agenda para re-hacer la Iglesia a su propia imagen a través
de la implementación de una “nueva teología.’”[2] (p.
53)
TEÓLOGOS MODERNISTAS Y HEREJES DENTRO DEL CONCILIO VATICANO II HAN
LLEGADO A ALTAS POSICIONES EN LA JERARQUÍA VATICANA
CON “BENEDICTO XVI” QUE FUE “PERITUS” EN EL CONCILIO VATICANO
II.
Dos
de estos “teólogos (¿?)” fueron Hans Kung y Edward Schillebeeckx.
Según Chris Ferrara:
Fue Schillebeeckx quien escribió la crucial página 480 del estudio
crítico empleado por el “Grupo del Rhine”, los obispos quienes tenían que
coordinar su campaña de relaciones públicas en contra de todos los esquemas
completamente ortodoxos preparativos para el Concilio - los que llevaron al
abandono de todas las preparaciones meticulosas que se habían efectuado para el
Concilio. Después Schillebeeckx fue sujeto de una investigación por parte del
Vaticano en cuanto a sus injuriosas opiniones heterodoxas concernientes al
nacimiento de la
Virgen , la institución de la Eucaristía , la Resurrección , y el
fundamento de la Iglesia.[3]
Los liberales en el Vaticano II evitaron condenar los errores
modernistas, el comunismo, y ellos también sembraron deliberadamente
ambigüedades en los textos del Concilio los cuales intentaron aprovechar después
del Concilio. El peritus liberal del Concilio, el Padre Edward
Schillebeeckx admitió que, “hemos empleado frases ambiguas durante el
Concilio y sabemos cómo las interpretaremos posteriormente.”[4]
Monseñor Rudlolf Bandas, un peritus en el Concilio, reconoció
que fue un grave error el haber permitido a sospechosos teólogos (como lo fueron
Schillebeeckx y Kung) (*) en el Vaticano II:
(*) Durante su
Pontificado, el Papa Juan Pablo II ordenó retirarle las credenciales que
acreditaban a Hans Kung como “teólogo” por su modernista “teología
hereje”.
Sin duda el buen Papa Juan –Juan XXIII- pensó que estos teólogos
sospechosos rectificarían sus ideas y realizarían un auténtico servicio a
la Iglesia.
Pero sucedió exactamente lo contrario. Apoyados por algunos de los Padres
Conciliares del ‘Rhine’, y a menudo actuando de una manera positivamente
aburrida, ellos se dieron vuelta y exclamaron: “Mirad, hemos sido nombrados
expertos, nuestras ideas quedan aprobadas”... Cuando yo entré el primer día de
la cuarta sesión a mi tribunal en el Concilio, el primer anuncio que provenía
del Secretario de Estado, fue el siguiente: “No será nombrado otro
periti más.” Pero era demasiado tarde. La gran confusión ya estaba en
función. Ya era aparente que no se permitirían el Concilio de Trento ni del
Vaticano II, ni ninguna encíclica para impedir así su avance.[5]
El Padre Paul Kramer escribe:
En su libro Vatican II Revisited (El Vaticano II Revisitado),
el Obispo Aloysius J. Wycislo (un defensor
extático de la revolución del Vaticano II) declaró con frívolo
entusiasmo que teólogos y hombres de letras bíblicas, que habían sido puestos
“bajo una nube” durante años emergieron como periti (expertos teólogos
que aconsejarían a los obispos durante el Concilio), y sus libros y comentarios
pos-Vaticano II se convirtieron en lecturas populares.[6]
Yves
Congar, uno de los artesanos de la reforma comentó con discreta
satisfacción que “La
Iglesia ha tenido, pacíficamente, su revolución de
Octubre.”[7]
Congar también admitió, como si fuese algo de qué estar orgulloso,
que la
Declaración sobre Libertad Religiosa del Vaticano
II es contrario al Syllabus del Papa Pío IX. Dijo: “No puede negarse
que la afirmación que el Vaticano II hizo sobre la libertad religiosa en cuanto
a lo material dice otra cosa de lo dicho por el Syllabus de 1864,
justamente lo opuesto a las propuestas 16, 17 y 19 de este
documento.”[8]
El
Cardenal Suenens declaró que
“el Vaticano II es la Revolución Francesa
dentro de la Iglesia.”[9] El Cardenal
Suenens pudiese ser uno de los cardenales mencionados por Nuestra Señora de las
Rosas, quienes recibirían un gran castigo por su participación en la destrucción
de la
Iglesia. (Para más
información…)
Documentos del Vaticano II y sesiones
Tal como lo declaramos arriba, el
Padre Edward Schillebeeckx admitió, “hemos empleado frases
ambiguas durante el Concilio y sabemos cómo las interpretaremos
posteriormente.”[10] El New York
Times reconoció estas ambigüedades: “Los documentos del Concilio,
elaborados por los obispos y sus asesores teológicos durante cuatro sesiones de
dos meses cada una, llevadas a cabo durante cada otoño de 1962 a 1965, ofrecen más que
suficientes compromisos y ambigüedades para las interpretaciones
conflictivas”. El Padre Frank Poncelot escribe: “Nadie puede negar que
existen ambigüedades en los dieciséis documentos del Concilio. Se pueden citar
equivocadamente sus numerosos párrafos para demostrar o desaprobar muchas ideas
y esto se hace frecuentemente para respaldar esquemas liberales y
engañosos.”11
El
Cardenal Ratzinger – actual Benedicto XVI- observó que los documentos
de Vaticano II, especialmente Gaudium et Spes, comprometía a un
“contra syllabus” diseñado a “corregir(!) ... la posición de una única
cara que adoptó la
Iglesia bajo Pío IX y Pío X,” y que estos documentos eran
un “intento de una reconciliación oficial con la nueva era que había sido
inaugurada en 1789.” [11] También admitió
que Gaudium et Spes está permeada por el espíritu de Teilhard de
Chardin.[12]
Teilhard de Chardin sostuvo la “teoría del evolucionismo” como lo ha
afirmado también Benedicto XVI conforme se aprecia en la publicación de sus
herejías.
Sin embargo,
Nuestra Señor de las Rosas declaró que Teilhard de
Chardin está en el infierno:
"Muchos de Nuestro clero se han vuelto ciegos a través de su amor por
los placeres y riquezas mundanos. Muchos han aceptado un alma, una vez alta
como sacerdote. ¡Teilhard está en el infierno! Él se quema para
siempre por la contaminación que propagó a través del mundo! Un hombre de Dios
(sacerdote) puede escoger como un instrumento humano, entrar al reino de
satanás. El hombre no desafiará las leyes de Dios sin ser castigado. Sois una
generación perversa, y llamáis la mano del castigo rápidamente sobre vosotros."
- Nuestra Señora, 18 de Marzo, 1973 (Para más
información… )
En el Vaticano II, el Cardenal Alfredo Ottaviani se estremeció al
descubrir que una declaración, que propone que las parejas casadas puedan
determinar el número de sus hijos, haya sido agregada sumariamente al texto de
“La Santidad
del Matrimonio y la
Familia ” sin ni siquiera una discusión sobre su consistencia
con las enseñanzas previas de la Iglesia. El Cardenal Ottaviani
preguntó:
...ayer en el Concilio debería haberse dicho que había dudas en
cuanto a si se había tomado una postura correcta sobre los principios que rigen
el matrimonio. ¿No significa esto que será dudada la infalibilidad de
la Iglesia ?
O, ¿no iluminaría el Espíritu Santo con Su Iglesia, en los siglos pasados, las
mentes sobre este punto de la doctrina?[13]
Sobre “el
ecumenismo” y aclaraciones que todo católico y sacerdote deben conocer, dado que “LA
MISA EN LATÍN” SIGUE VIGENTE EN
PLENO AÑO 2012 ¡Y POCOS LO
SABEN!
La Misa Tradicional o
Tridentina de San Pío V
El Padre Frank Poncelot escribe:
El ecumenismo significa el movimiento moderno hacia una unidad
religiosa, pero ahora uno de los problemas más serios es el falso ecumenismo
debido a los elementos modernistas en la Iglesia , así como a los
teólogos modernos no autorizados que tratan de “regalar la tienda”. Los
dieciséis documentos del Concilio Vaticano II son largos y “con muchas
palabras”; muchas de sus secciones son ambiguas; no fueron hechos para hacer
cambios doctrinales sino, desafortunadamente, para abrir las puertas a cambios
que no se tenía la intención de hacer. Autorizó a comisiones a formarse y más
tarde se volvieron “de extremo abierto”, especialmente cuando se hizo
prevaleciente la espantosa palabra “opción” en la implementación del Concilio.
Estuvieron presentes más de 2000 obispos para todas las sesiones, así como
numerosos observadores (incluyendo personas no Católicas) y los obispos
periti. A pesar que hubo diez Comisiones del Concilio, “la alianza
liberal europea” (*), controlada principalmente por los obispos alemanes y sus
periti (*), rápidamente dominaron las sesiones y, con mucho trabajo tras
bambalinas, influyeron en la dirección tomada por las comisiones que fueron
formadas en las secuelas del Concilio. Estas
comisiones “implementaron” el Vaticano II y fueron responsables de interpretar
las recomendaciones del Concilio en sus aplicaciones prácticas y
pastorales. Esto es muy importante tomar en cuenta ya que la gran
mayoría de los obispos que estuvieron presentes nunca tuvieron la intención que
resultara la mayoría de las “implementaciones”, principalmente el
Novus Ordo (Nueva Orden) de la Misa – la Misa que realmente fue promulgada en
1970.
(*) Nótese que son los cardenales de la cuna natal del cardenal
Joseph Karl Ratzinger Peintner, actual Benedicto XVI, los que han impulsado la
“teología de la
Liberación ” de la “corriente modernista”, de la Alemania , y de la falange
judía, los del Priorato de Sión que han impulsado a la Comunidad
Económica Europea para que surja el Gobierno Mundial único del
anticristo Maitreya. Ellos están preparando con Maitreya el surgimiento de una
iglesia sin el Eterno Sacrificio y sin la Presencia Real de
Jesús en la
Eucaristía , por eso ya preparan el golpe final contra el Culto
Eucarístico que es “la supresión del Eterno Sacrificio” profetizado por Daniel
(Caps. 7 a
11).
Irónicamente, el documento del cual provienen los cambios en la
liturgia, la
Constitución sobre la Sagrada Liturgia – el
primero de dieciséis documentos, es el documento peor comprendido de
la Iglesia.
Hoy en día tenemos los misales romanos casi en su mayoría en
vernáculo, mientras que el documento del Concilio contiene nada sobre
la Misa
vernácula, únicamente que algunas de las partes de la Misa pueden usar el vernáculo y ordenó
que el idioma latín permaneciera en las partes esenciales de la Misa.
Una ironía adicional es que la mayoría de los Católicos hoy en día
consideran que la
Misa en latín está prohibida, cuando en realidad el Concilio
prohibió lo opuesto – el uso exclusivo del vernáculo.[14]
El cardenal John Heenan de Westminster, uno de los participantes en
el Vaticano II, explica en su libro A Crown of Thorns (Una Corona de
Espinas):
El tema que fue más debatido en su totalidad fue la reforma
litúrgica. Quizá sea más adecuado decir que los obispos estuvieron bajo la
impresión que la liturgia había sido discutida en su totalidad. En
retrospectiva, está claro que se les dio la oportunidad de discutir únicamente
los principios generales. Los cambios subsiguientes fueron más radicales que
aquellos que intencionó el Papa Juan y los obispos, que pasaron el decreto sobre
la liturgia. Su sermón al final de la primera sesión muestra que el Papa
Juan no sospechó lo que era planeado por los supuestos expertos
litúrgicos.[15]
El experto litúrgico,
Monseñor Klaus Gamber, dice lo mismo en su libro, The Reform of the Roman Liturgy (La Reforma de la Liturgia Romana ), que la nueva liturgia no hubiese sido tolerada en el
Concilio:
Una de las declaraciones que podemos hacer con toda seguridad es que
el nuevo Ordo de la
Misa , el cual ha emergido ahora, no hubiese sido endosado por
la mayoría de los Padres del Concilio.[16]
Richard Cowden Guido informó que en el Sínodo de los Obispos de 1985
muchos obispos estuvieron abiertamente desilusionados con el Vaticano
II:
Ningún católico serio negará que hubieron juicios errados en el
Concilio. Después del Sínodo de Obispos de 1985, fueron hechos comentarios
sorprendentes por los obispos que admitieron lo anterior antes de irse de Roma.
Un autor escribió, citando a otra fuente: “… sin embargo, delicadamente en
público y más cándidamente en privado, los padres del sínodo reconocieron que el
Vaticano II cometió dos errores masivos en su juicio. El primero fue la vasta
sobre – estimación de la solidez de las enseñanzas y prácticas Católicas...
el segundo error fue una ingenuidad asombrosa sobre la naturaleza del mundo
moderno.”[17]
El Vaticano II y el fracaso en condenar al comunismo, y su
fracaso en la dispersión sobre el modernismo y sus ingredientes
“masónicos”.
El
Vaticano II hasta falló en condenar el comunismo. El Padre Frank
Poncelot escribe:
… El Vaticano II no fue convocado para suprimir una herejía o un
problema específico en la
Iglesia. Pasó por alto el mal del
comunismo; pasó por alto la dispersión del modernismo con sus ingredientes
masónicos que condenó el Papa San Pío X; y que no trató los
problemas que muy probablemente podrían causar los medios electrónicos para
la Iglesia a
nivel mundial.”[18]
El Padre Paul Kramer informa que cientos de obispos intentaron
condenar al comunismo en el Concilio, pero su solicitud se “perdió”
misteriosamente”:
Se
“perdió” misteriosamente la intervención escrita de los 450 Padres del Concilio
en contra del Comunismo, después de haber sido entregada a la Secretaría del Concilio,
y a los Padres del Concilio que se levantaron para denunciar el Comunismo se les
pidió que se sentaran y se callaran.[19]
En 1983 el Arzobispo Marcel Lefebvre dijo en una conferencia en Long
Island, Nueva York que fue él mismo quien llevó las 450 firmas a la Secretaría del Concilio
en Vaticano II:
Y se les prometió a los comunistas que el comunismo no sería
condenado por la
Iglesia y que no se condenó en el Concilio. Yo mismo llevé las 450 firmas a la Secretaría del Concilio para que
se condene al comunismo. ¡Lo hice yo mismo! Cuatrocientos cincuenta firmas de
los obispos se engavetaron y se enterraron en el silencio, mientras a veces se
escuchaba la solicitud de un único obispo. En este caso, fueron ignorados los
450 obispos. Se cerró la gaveta; nos dijeron, no, no, no tenemos
ningún conocimiento al respecto, no habrá condena del comunismo. Y ellos
reemplazaron a los obispos anticomunistas: Cardenal Mindszenty por el Cardenal
Lekai, el Cardenal Beran en Checoslovaquia por el Cardenal Tomasec. Lo
mismo sucedió en Lituania y en Checoslovaquia, todos los obispos se hicieron
sacerdotes del movimiento de Paz, colaboradores del régimen comunista. Usted
puede leer en el libro titulado Moscow and the Vatican (Moscú y el
Vaticano) sobre cómo los sacerdotes lituanos le escribieron una carta a sus
obispos en la cual decían: “Hoy, ya no entendemos. Anteriormente, nuestros
obispos nos apoyaban en la lucha contra el comunismo y murieron mártires; muchos
todavía están en prisión, otros están muertos martirizados porque nos apoyaron
en contra de los comunistas para poder cumplir con nuestros deberes de
sacerdotes, y ahora son ustedes los obispos que nos están condenando, son
ustedes quienes nos dicen que no tenemos el derecho de resistir, de cumplir con
nuestro apostolado porque es contrario a las leyes de comunismo, contrario al
gobierno.[20]
A través del Tratado Vaticano – Moscú se efectuó la
promesa hecha a los comunistas en cuanto a que el comunismo no sería condenado
por el Vaticano II. Nuestra Señora de las Rosas dijo al respecto de este
tratado:
Verónica – Nuestra Señora sostiene un papel pergamino.
"Mira, hija Mía, lo que ha sido escrito aquí. ¿De adónde y cuándo se originó este pergamino de reconciliación con Rusia, firmado por muchos Cardenales? Oh, hija Mía, Mi Corazón sangra... El pergamino de papel contiene las palabras que establecieron el tratado entre el Vaticano y Rusia." (Nuestra Señora, 1 de Julio, 1985).
"Mira, hija Mía, lo que ha sido escrito aquí. ¿De adónde y cuándo se originó este pergamino de reconciliación con Rusia, firmado por muchos Cardenales? Oh, hija Mía, Mi Corazón sangra... El pergamino de papel contiene las palabras que establecieron el tratado entre el Vaticano y Rusia." (Nuestra Señora, 1 de Julio, 1985).
“Jesús” también
habló sobre el tratado:
"Hija Mía e hijos Míos, recordad ahora, que os he pedido poneros en
contacto con el Santo Padre, Juan Pablo II, y decirle que él debe de rescindir
el Tratado, el Pacto hecho con Rusia; porque sólo de esa manera tendréis
verdadera paz.." (Jesús, 6 de Junio, 1987)
Vaticano II: uno pastoral y no un Concilio
dogmático
El Cardenal Ratzinger, sínico y prepotente insulta al Arzobispo
Lefebvre
El tenebroso cardenal Joseph Karl Ratzinger que infiltró el
modernismo
En
la carta del Cardenal Ratzinger al Arzobispo Lefebvre el 20 de Julio,
1983, declara que: “deberá notarse que, debido a que los textos
conciliares son de una autoridad variante, no está prohibida la crítica de
ciertas expresiones de ellos, de acuerdo a las reglas generales de adhesión al
Magisterio. Igualmente usted puede expresar el deseo de una declaración o
explicación a varios de los puntos... Personalmente
usted quizá no puede ver cómo son compatibles y, por lo tanto, le pide a
la Santa
Sede una explicación (**).” El mismo Papa Pablo VI también hizo un
comentario similar: “Dado el carácter pastoral del Concilio, evitó pronunciar
de manera extraordinaria los dogmas investidos con la otra de
infalibilidad.”[21]
(**)
Estas palabras de Ratzinger denotan un claro insulto a la inteligencia del
Arzobispo Lefebvre, como si fuese torpe para entender los textos conciliares,
cuando que el mismo Ratzinger está declarando el 20 de Julio que “los textos
conciliares son de una autoridad variante”.
Al cierre del Vaticano II, los obispos le preguntaron al Arzobispo
Felici (en Secretario del Concilio) sobre lo que los teólogos llamaron la “nota
teológica” del Concilio. Es decir, el “peso” doctrinal de las enseñanzas de
Vaticano II. Felici respondió: “Tenemos que distinguir de acuerdo a los
esquemas y a los capítulos que ya han sido sujetos de definiciones dogmáticas en
el pasado; en cuanto a las declaraciones que tienen un carácter nuevo,
tenemos que hacer reservas.”[22]
En relación a los cambios nuevos y a las decisiones imprudentes que
resultaron después del Vaticano II, Dietrich von Hildebrand, a quien el Papa Pío
XII alabó como el “Doctor de la
Iglesia del Siglo XX”, nos instruye diciendo:
En el caso de la
autoridad práctica, distinta a la teórica, que se refiere, claro está, a las
ordenanzas del Papa, no se ha prometido la protección del Espíritu Santo de la
misma manera. Las Ordenanzas pueden ser desafortunadas, mal concebidas y
hasta desastrosas, y han habido muchas así durante la historia de
la
Iglesia. Aquí no cabe Roma locuta, causa finita.
Los fieles no están obligados a considerar que todas
las ordenanzas son buenas y deseables. Las pueden lamentar y orar
para que sean retornadas; ciertamente, pueden trabajar, con todo el respeto que
se merece el Papa, por la eliminación de las mismas.
"El
gran Concilio, el Concilio que ha traído discordia, desunión y la pérdida de
almas, el mayor hecho detrás de esta destrucción fue debido a la falta de
oración. Satanás se sentó dentro de este Concilio, y él vio su ventaja."
–
San Miguel, 18 de Marzo, 1976
Para conocer a más detalle todo el Plan infernal para la
Infiltración a la Iglesia y su demolición, le recomendamos ver la Serie de
Documentos, Investigaciones y Mensajes titulado: ¡Cómo llegó 'el ladrón' a la Silla de Pedro! en http://antiiglesia.blogspot.com
[1] Profesor James
Daly de la
Universidad de McMaster, Ontario, The Catholic Register,
12 de Octubre, 1977.
[2] Nuestra Señora de las Rosas, habló de esta “nueva teología” en Su Mensaje en Bayside: "Yo te permití, hija Mía, estar plenamente al tanto ahora del mal en las instituciones de enseñanza dela Iglesia de Mi Hijo. Una nueva
teología de moral ha sido establecida entre vosotros. ¡Y qué es sino una
creación de satanás!” (Nuestra Señora, 31 de Enero, 1976)
[3] Chris Ferrara, “The Third Secret of Fatima and the Post-Conciliar Debacle (El Tercer Secreto de Fátima y el Debacle Pos-Conciliar),” Parte 3.
[4] “Open Letter to Confused Catholics,” (Carta Abierta a Católicos Confundidos) Arzobispo Lefebvre, Kansas City, Angelus Press, 1992, p. 106.
[5] “Wanderer,” 31 de Agosto, 1967.
[6] El Muy Reverendo Aloysius Wycislo S.J., Vatican II Revisited, Reflections by One Who Was There, (Vaticano II Revisitado, Reflexiones por Uno Quien Estuvo Ahí) p. x, Alba House, Staten Island, New York; citado en The Devil’s Final Battle (La Batalla
Final del Demonio), p. 53.
[7] Yves Congar, O.P. citado por el Padre George de Nantes, CRC, no. 113, p.3.
[8] Cardenal Joseph Ratzinger, Principles of Catholic Theology (Principios dela Teología
Católica ), Ignatius Press: San Francisco (1987) p.
42.
[9] “Open Letter to Confused Catholics (Carta Abierta a Católicos Confundidos),” Arzobispo Lefebvre, Kansas City, Angelus Press, 1992, p. 100.
[10] “Open Letter to Confused Catholics (Carta Abierta a Católicos Confundidos),” Arzobispo Lefebvre, Kansas City, Angelus Press, 1992, p. 106.
[11] Cardenal Joseph Ratzinger, Principles of Catholic Theology (Principios dela Teología
Católica ), Ignatius Press: San Francisco (1987) pp.
381-382.
[12] Ibid., p. 334.[13] Fr. R. M. Wiltgen, The Rhine Flows Into the Tiber (El Rhine Fluye hacia elTiber ), TAN Books and Publishers (1967).[14] Fr. Frank Poncelot, Airwaves from Hell (Ondas
Aéreas del Infierno), pp. 143-144.
[15] J. Heenan, A Crown of Thorns (Una Corona de Espinas), (London, 1974), p. 223; citado en la revista Latin Mass, Primavera 1996, p. 45.
[16]Mons . Klaus Gamber, The
Reform of the Roman Liturgy (La
Reforma de la Liturgia Romana ), p.
61.[17] Richard Cowden
Guido, John Paul II and the Battle for Vatican II (Juan Pablo II y
la Batalla por
el Vaticano II), Trinity Communications, 1986, el autor cita la revista
National Review, Febrero, 1986; citado en el libro del Padre Frank
Poncelot, Airwaves from Hell (Ondas Aéreas del Infierno), pp.
18.
[18] Padre Frank Poncelot, Airwaves from Hell (Ondas Aéreas del Infierno), p. 186.
[19] The Devil’s Final Battle (La Batalla Final del
Demonio), p. 52.
[20] Conferencia de Su Excelencia, Arzobispo Marcel Lefebvre, Long Island, Nueva York, 5 de Noviembre, 1983.
[21] Paul VI, Audiencia General el 12 de Enero, 1966.
[22] “Open Letter to Confused Catholics (Carta Abierta a los Católicos Confundidos),” Arzobispo Lefebvre, Kansas City, Angelus Press, 1992, p. 107.
[2] Nuestra Señora de las Rosas, habló de esta “nueva teología” en Su Mensaje en Bayside: "Yo te permití, hija Mía, estar plenamente al tanto ahora del mal en las instituciones de enseñanza de
[3] Chris Ferrara, “The Third Secret of Fatima and the Post-Conciliar Debacle (El Tercer Secreto de Fátima y el Debacle Pos-Conciliar),” Parte 3.
[4] “Open Letter to Confused Catholics,” (Carta Abierta a Católicos Confundidos) Arzobispo Lefebvre, Kansas City, Angelus Press, 1992, p. 106.
[5] “Wanderer,” 31 de Agosto, 1967.
[6] El Muy Reverendo Aloysius Wycislo S.J., Vatican II Revisited, Reflections by One Who Was There, (Vaticano II Revisitado, Reflexiones por Uno Quien Estuvo Ahí) p. x, Alba House, Staten Island, New York; citado en The Devil’s Final Battle (
[7] Yves Congar, O.P. citado por el Padre George de Nantes, CRC, no. 113, p.3.
[8] Cardenal Joseph Ratzinger, Principles of Catholic Theology (Principios de
[9] “Open Letter to Confused Catholics (Carta Abierta a Católicos Confundidos),” Arzobispo Lefebvre, Kansas City, Angelus Press, 1992, p. 100.
[10] “Open Letter to Confused Catholics (Carta Abierta a Católicos Confundidos),” Arzobispo Lefebvre, Kansas City, Angelus Press, 1992, p. 106.
[11] Cardenal Joseph Ratzinger, Principles of Catholic Theology (Principios de
[12] Ibid., p. 334.[13] Fr. R. M. Wiltgen, The Rhine Flows Into the Tiber (El Rhine Fluye hacia el
[15] J. Heenan, A Crown of Thorns (Una Corona de Espinas), (London, 1974), p. 223; citado en la revista Latin Mass, Primavera 1996, p. 45.
[16]
[18] Padre Frank Poncelot, Airwaves from Hell (Ondas Aéreas del Infierno), p. 186.
[19] The Devil’s Final Battle (
[20] Conferencia de Su Excelencia, Arzobispo Marcel Lefebvre, Long Island, Nueva York, 5 de Noviembre, 1983.
[21] Paul VI, Audiencia General el 12 de Enero, 1966.
[22] “Open Letter to Confused Catholics (Carta Abierta a los Católicos Confundidos),” Arzobispo Lefebvre, Kansas City, Angelus Press, 1992, p. 107.
Los
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